viernes, 11 de junio de 2010

Cuentame de tus vacaciones...

Todo comenzó cuando regresaba de mis vacaciones con mi madre.
Íbamos en el camión donde la gente se recostaba y tomaba fuerzas para regresar a la ciudad.
El transporte era normal, rectangular en su base y su techo,un poco más angosto en sus laterales.
La gente,aunque sudando, se sentía amable; charlaba y contenía las fuerzas de quedarse unos días mas.
Mi madre miraba por la ventana.
La brisa marina aún flotaba en el ambiente, al entrar al túnel las vacaciones quedaron atrás.

De pronto recordaba: alguien estaba muerto. Sabía que debía revivirlo. El precio que debía pagar por la resurrección no me preocupaba, estaba más que dispuesto a soportar el peso. Las personas hablaban en voz alta sobre sus ya extintas vacaciones. Mi madre me advertía sobre la probabilidad de mi propia muerte. Conocía el método, aunque también sabía que todos se burlarían. Me levanté de mi asiento, caminé desde la parte trasera del camión para hablar con el chofer. El esqueleto con sombrero no despegó la vista del frente a pesar de mis fuertes pasos. La muerte sabía lo que pediría:
- Cómo te atreves a molestarme, no ves que estoy manejando?
- Lo sé, pero debo hacerlo
- Sabes de los riesgos,cierto?
- Lo sé,y lo acepto.
- Pff!,éstos jóvenes de ahora,regresa a tu asiento!

Las personas habían escuchado mi diálogo con Marcela, todos se burlaban ante mis vanos intentos por resucitar a quien jamas conocí. Regreso a mi asiento y veo la carretera. El pavimento se arranca por completo de la tierra. El camino vuela y nosotros vamos sobre él. Los turistas risueños cambiaron sus risas por lamentos. Al tiempo que el cielo se torna rojo y el atardecer lo obscurece, las personas pierden sus delgadas pieles y dejan salir una sangre seca, espesa. se les pueden ver los huesos de las costillas. Pronto sus órganos saltan y se convierten en hojas y ramas secas, de color rojo por supuesto. Yo guardo mis cosas bajo el asiento,sé que pronto pasará y que mis cosas volverán a la normalidad. La noche se cierra sobre nosotros,volamos a miles de kilómetros de suelo, el viento sopla fuera del vórtice por donde vamos. Mi madre ya sostiene al bebé, Emily. Su expresión juvenil se torna demoníaca en un intento por no convertirse en una gárgola de uñas largas:
-Mamá!! Y el bebé!?
-No s-s-sé!! B-b-bú-s-s-c-c-ca-lo!

Veo al bebé junto a la puerta. La tomo entre mis brazos y huele a sangre. No se mueve. Me preocupo y la sacudo para ver si está muerta. Apenas se mueve y vomita sangre, se envuelve en un huevo con su sabana. Sé que está a salvo. Los gritos de las personas son cada vez mas bajos. La muerte ya no conduce. Su frágil esqueleto se desintegró mucho antes del viaje. El camión finalmente se estrella en la ciudad. Mi madre vuelve a tener su aspecto de siempre. Emily cierra sus pequeñas manos buscando compañía. Los turistas recuperan sus órganos. Todos se preocupan por el choque.

Al bajar del transporte mi padre nos espera con su noticia:
-Debo ir corriendo, Marcela ha muerto.
-Pero qué pasó?-pregunto
-Ha muerto como debería ser, ahora debo ir a su funeral y a ver las caras de quienes Marcela ya no dará de comer.

Papá se aleja, los turistas toman sus cosas, el camión se vuelve un cuadrado de dos dimensiones. Una persona trata de aferrarse a una orilla, el cubo da vueltas con el encima. Veo el amanecer y sé que todo está bien ahora.

4 comentarios:

Lady Vendetta dijo...

yo insisto: drogas.

No sé, pero eso es locoloco y si en mi entrevista me piden que escriba un ensayo sobre mis vacaciones, les contaré mejor las tuyas.

beso.

Αποκαλιπσισ dijo...

Vaya... podrías hacerte guinista de videojuegos tipo Silent hill... Creo que si traumarías dos que tres adolescentes necios de esos que no leen la clasificación de los videojuegos.

Luna dijo...

A mí me pareció como un sueño... me gustó, me gustan los sueños, son tan ilógicos, tan locos, cualquier cosa puede pasar.

Quién dijo...

Tus vacaciones fueron mejores que las mías.

Gracias por la pag. ya la checo.